Un río de silencio desemboca aquí en mi alma.
Palomas blancas llenas de gris desasosiego
que con la brisa
que con la brisa
vuelan, a la boca del pasado.
Cae la lluvia.
Cae la lluvia.
Ah..Melancolía en flor… Cómo ahorcas mi sonrisa.
Estas piedras de nostalgia que me quiebran.
Este humo ensangrentado de tu ausencia.
Yo no sé porque se escapa, terca, tras la niebla,
la mirada tuya y la silueta tuya que ahuyentaban mi tristeza.
Tal vez mañana ya no exista este desierto que me asfixia.
Tal vez? quién sabe? Quizá hasta el mar se haya ido.
Hoy susurran tu nombre mis latidos
y el eco agrio inunda mis pupilas.
y el eco agrio inunda mis pupilas.
Y lloro, como un niño abandonado, solitario en la calle y en el frío.
No es lo mismo recordarte que abrazarte
El vacío es más fuerte que mis brazos sin tu cuerpo.
¿Por qué no te llevaste el luto aquella tarde?
¿Por qué? Reirá la lluvia y tu lápida gris seguirá en silencio.
Como en el pasado otoño las horas son más largas.
Y la niebla mañanera va cantando entre las cruces
Sé que no estás arriba, ni en el viento, ni en las sombras.
Sino aquí bajo esta tierra negra humedecida,
donde el barro tuyo, asilenciado, ya no anda y ya no habla.
donde el barro tuyo, asilenciado, ya no anda y ya no habla.
Sólo sé que algún día, ya no habrá más esta pena.
Creo en el milagro, tengo la esperanza.
Creo en el Maestro y que donde Él abraza
ya no existe muerte, ya no existe lágrima.
ya no existe muerte, ya no existe lágrima.
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