Tú y yo hemos llegado al centro del alba
donde el sol y la luna se besan tras las estrellas.
Inolvidable, inolvidable entre mis brazos tu silueta
tan niña, tan frágil, tan tuya, tan mía.
Sobre mi pecho el cielo se hizo casa
y desde las chispas de tus ojos saluda a diario a mi sonrisa.
Tan llena estás de amor, con tus 50 kilos de ternura.
Y amo tus locuras... Todo lo que haces para alargarme la vida.
Nadie, nada podrá quitarme la magia de sentir tus manos.
Tú eres la ciudad de mis versos. Tú eres la Venus de mi Marte.
Llenas mi mundo del color tuyo y tantos milagros...
No tengo otra salida que perderme en tu jardín y amarte.
Mis sueños te buscan, te llaman incesantes...
En contra del tiempo mis ojos pueden detenerte un instante, un segundo infinito.
El mismo sol que canta y se columpia entre tus cabellos tercos y libres, te siente.
Ah tu voz, tu voz que quiebra la noche hasta ser música en mi oído.
versos romanticos
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