(A vallejo)
Alma del dolor infinito de las llagas del silencio.
Quejido de las penas profundas del corazón humano.
Versos negros, sobre versos blancos. Prosa cruda, adolorida.
Barro pensativo peruano. Coraje y lucha y sangre y lágrima y miedo.
Poeta del otoño, de los jueves, de la gente,
de la gente que sufre a solas, en silencio, en las sórdidas esquinas.
Heraldo de las guerras perdidas,
y de las súplicas negadas ante los más fuertes.
Tus letras son el eco de un grito puro, desesperado:
Versos de sangre inca plasmados en patria blanca,
memorias de un pueblo esclavo, libre sólo en la palabra.
Lamentaciones del aquel pasado que nos persigue a todos lados.
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