He llegado al país de lo inexplicable al besarte los ojos.
Silencio, poesía, amor, amor sin palabras, entrega. Entrega: amor de los árboles.
Cómo retozan mis latidos en tu piel de durazno.
Fogata, espacio, universo, todo. Todo: tú y yo encontrándose.
Desterrarme a tus brazos fue: despertar, revivir, reescribir mi historia.
Aprendí a olvidarme de mí en la miel que desparraman tus horas.
En tus brazos, descubrí dormido: el petróleo de oriente, los diamantes de África…
Tu voz ahuyentaba al alba, el frío oscuro y terco, de la melancolía.
Renacieron mis sueños al besar la luna en tu sonrisa.
Te amaba sin descanso y mi pecho cantaba tu canción favorita.
Me hice turista, al país de tu alma
y perdido en tus dedos, descubrí que vivía.
Es por ti, es por ti que escribo, es por ti que respiro, es por ti que vivo.
Vivo de amor, vivo de miel, vivo de historia, vivo de tus locuras.
Contigo me siento como el sol en el cielo.
No hay nada más grande que aferrarme a tus alas
y horadar la penumbra con tus manos tibias.
Ah espiga sonriente, telenovela de besos.
Para tu silencio:
voy a cantar con el sol, una canción de amor,
cada vez que asome a tus ojos, el color del invierno.