Luna de miel y de mar y de sol,
luz de inocentes lejanías sin nombre.
Canto azul de gaviotas. Olas de mil sentimientos.
Cofre transparente, donde el sol vespertino,
en silencio de mármol, sus ojos esconde.
Cuántas veces buscaba rozarla el viento.
Delirio insondable, de amor compartido.
Tierra y sol disputando, el imán de su risa.
Orquestal antesala de infinitos suspiros.
Hojarasca de nieve. Fuego de soledades. Pulcra melancolía.
Dios y Alá compartiendo un abstracto anillo
que alumbró a Mahoma y al Cristo humano.
Manantial de poemas. Silencio y latido.
Remolino de sueños, en invierno y verano.
No es dulce el beso sin la miel de sus ojos.
Cómo no amarla: intrínseca amiga, confidente de incontables recuerdos…
Cercana y lejana como Eva en el huerto
y mártir al fin invitando al silencio.
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