En tus ojos negros suspiran los carbones de la noche,
y tiemblan de frío, abrazados entre ellos,
titilantes, ansiosos, derrapando sus destellos,
como música y susurros para este invierno largo.
Ay, yo también quisiera estar ahí contigo,
perdido en tu silencio, hasta que cante el alba.
Atándome a tus cejas, amándote en tus sueños
Aunque nunca entiendas la música de mi alma.
Quisiera que mi fuego arda y arda entre tus ojos
con un brillo inexplicable de música absoluta.