Por una rendija de mi puerta,
se asoma un rayo de luna,
invade la oscuridad de mi cuarto
y la soledad de mi alma,
y trae un poco de esperanza a mis sueños
cuajados de dudas,
como una gota de miel en las horas amargas…
Se acerca fugaz, a mis trémulos dedos,
cual flecha del cielo.
Silueta de ángel vespertino,
mensajero que no habla,
que, a pedazos,me entrega
estos frágiles, versos,
que buscan lugar, entre tantas palabras.
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