Selva bonita, selva salvaje... selva exquisita...
Selva de todos y selva de nadie.
Estas vacaciones cortas, quizá las ultimas del año,
o tal vez las últimas, de toda la vida, -quién sabe-,
hacen que ya te extrañe, hacen que ya te llore,
selva querida, alma de mi alma.
Hoy siento tan cerca tus latidos, bajo la mirada de este cielo blanco,
mientras me hablas de tus penas, sentada aquí en tu alfombra verde.
Y me cuentas de tus luchas y tus heridas, de los salvajes que manosean
tu virginidad, tu seno, tu ropa. Y se gozan viéndote desnuda, lastimándote.
Tienes tantas historias: historias de vida, de amor, de libertad y aire puro.
Historias de lucha, de garras y lanzas... Historias de traición, de los que se creen tus dueños, sentados allá arriba en el gobierno. Historias de sangre verde, de causas y balas perdidas...
Ay selva, yo te quiero tanto y tanto y sé que en tus brazos puedo dormir tranquilamente.
Eres mi refugio, cuando el ruido y la monotonía de la ciudad me abruman.
Eres mi tierra, mi barro. Soy tuyo y eres mía .
Hoy estoy aquí, en tu regazo... Déjame abrazarte, déjame sentirte, déjame… llorar contigo.
Hay tantos recuerdos entre nosotros, madre de mi madre y de todos mis hijos.
Quiero luchar por ti, hablar por ti y hacerle saber al mundo que no estás sola.
Ya he crecido, ya no soy un niño, ahora sé pelear, ahora sabré defenderte...
Empezaré buscando un espacio
en la obstinada piedra del corazón humano,
para esculpir en su alma, tan sólo tres palabras:
SELVA TE AMO.
poema a la selva